05 noviembre 2008

Matapsicología II. Dimensión tópica

A Freud le gustaba ser considerado como un descubridor. Del mismo modo que la América anterior a 1492, el inconsciente aguardaba a ser reconocido y nomenclado. Sin cartas de navegación con las que adentrarse en estas nuevas tierras vírgenes, Freud fue un pionero a la hora de cartografiar y delimitar, de ubicar y enunciar.
De esta manera, lo insabido fue seccionado y clasificado, casi topografiado. Inconsciente, preconsciente y consciente en una primera tópica, como balizas finales de nuestras fronteras interiores; Ello, Yo y Superyó a modo de primeros colonos del nuevo continente. Con la llegada de nuevos exploradores, otros territorios se añadieron a los ya descubiertos, coincidiendo o no con las fronteras anteriores, y así nos encontramos con las delimitaciones de real, simbólico e imaginario.
La dimensión tópica, abandonando la metáfora, se centra en los topos o ubicaciones donde se está desarrollando un fenómeno. Desde una visión metapsicológica del diagnóstico, ¿dónde se originó el proceso represivo? y, con independencia de su génesis, ¿dónde ubicamos su manifestación sintomática? De igual manera que sucede con la medicina, a menudo la inervación del dolor no concuerda necesariamente con su origen.

“Desde los Estudios sobre la histeria (Studien über Hysterie, 1895), la concepción del inconsciente implica una diferenciación tópica del aparato psíquico: el propio inconsciente comporta una organización en estratos, y la investigación analítica se efectúa necesariamente por ciertas vías que suponen la existencia de un determinado orden entre los grupos de representaciones. La organización de los recuerdos, dispuestos en forma de verdaderos «archivos» en torno a un «núcleo patógeno», no es sólo cronológica; tiene también un sentido lógico, efectuándose de diversos modos las asociaciones entre las diversas representaciones. Por otra parte, la toma de conciencia, la reintegración de los recuerdos inconscientes en el yo, se describe sobre un modelo espacialmente representado definiéndose la conciencia como un «desfiladero» que no deja pasar más de un recuerdo a la vez al «espacio del yo».”

La clasificación tópica, por otra parte, no se limita a establecer los límites de los diversos estratos de conciencia, si no que los considera sistemas diferenciados, con sus propias leyes (o anarquías), sus diferentes modos de gestionar la libido (procesos primarios vs. secundarios), o las diferentes políticas de censura y aduana (principio del placer vs. principio de realidad).

En azul, cita textual del Diccionario de Psicoanálisis Laplanche-Pontalis

2 comentarios:

Verónica dijo...

Hola, Gerardo. Qué genial metáfora la del explorador Freud ante todo un nuevo continente. Siempre me ha asaltado la duda (casi infantil, digamos) de si el inconsciente realmente existía "antes de Freud", es decir, si de verdad es un descubrimiento freudiano, o si por el contrario es una invención (lógica, que sigue leyes simbólicas específicas)del mismo Freud, que sistematizándolo, lo hizo existir. Fenómenos inconscientes creo que siempre han sido parte de la constitución humana (y hasta han tenido nombres diversos en la historia, hasta diabólicos), pero esa explicación tópica, filosófica y técnica al fin que es el psicoanálisis: ¿no será un invento, metafórico también, para tratar a lo incomprensible del humano?
Si es invento o descubrimiento tal vez no sea lo más importante.Lo que se pide en análisis es que se empiece a creer verdaderamente en el inconsciente, en esas nimiedades que hablan sobre la verdad del sujeto. No sé, me parece. ¿Qué crees tú?
Saludos,
Verónica

Gerardo Fernández Santamaría dijo...

Gracias por el cumplido, Verónica, y más viniendo de tí. Si el inconsciente fue descubierto o inventado por Freud quizá no sea tan relevante. Como bien dices, el inconsciente se reinventa cada vez con cada paciente, que lo descubre asombrado como un territorio virgen.
Un afectuoso saludo, compañera.