Ya para finalizar con el análisis metapsicológico, el tercer rasero con el que cabe analizar cualquier apuesta libidinal es el denominado económico. Este último factor es quizá el más representativo del carácter mecanicista original de la metodología. La economía (libidinal, del deseo) hace referencia a quantums, a montantes, a cantidades por exceso o por defecto.
Si inicialmente la libido nacía libre y anobjetal, allá en el topos del Ello más recóndito, al pasar por los destinos de la pulsión, al atravesar las aduanas de conciencias y censores, los procesos secundarios (con el Yo a la cabeza) obligan a esta libido a articularse junto a algún representante. La libido (afecto puro) no es tolerada difusa y libre en los pisos superiores y -como condición sine qua non para alcanzar su desembocadura en la conciencia- debe ser adscrita a algún significado, debe vehiculizarse con algún pretexto y justificarse mediante algún objeto tolerable.
De esta guisa, una esencia prototípicamente anárquica, mera pulsión erótica, debe buscarse compañeros de viaje con los que atravesar los puestos fronterizos. La libido debe crear catexias con diferentes objetos externos y, de esta forma -con un fin definido, con los papeles en regla- puede atravesar la frontera y ser aceptada en el exterior.
Es así como catectizamos los diferentes objetos de nuestro entorno, otorgándoles cargas variables de catexia inconsciente que movilizan nuestros deseos, ilusiones y fantasmas en un particularísimo parquet bursátil.
En las antípodas de la afánisis, el individuo se ve obligado a desear, a apostar en su entorno todo aquello que le resta a su narcisismo. El aspecto económico, finalmente, responde a cuestionarnos las cantidades de carga (positiva o negativizada), que el individuo destina a sus inversiones libidinales. Tan sólo recordar que, como sucede en el mecanismo de la inhibición, no sólo hay presente consumo libidinal en las catexias, sino que también lo encontraremos subyaciendo en la formación de diversas contracatexias defensivas.
En definitiva, el enfoque metapsicológico es una invitación freudiana a evaluar cualquier fenómeno descomponiéndolo en sus coordenadas tópicas, dinámicas y económicas. Diferentes destinos para una materia prima –la libido- que, con independencia de su fin, nivel de carga u objeto, todo lo impregna.
De esta guisa, una esencia prototípicamente anárquica, mera pulsión erótica, debe buscarse compañeros de viaje con los que atravesar los puestos fronterizos. La libido debe crear catexias con diferentes objetos externos y, de esta forma -con un fin definido, con los papeles en regla- puede atravesar la frontera y ser aceptada en el exterior.
Es así como catectizamos los diferentes objetos de nuestro entorno, otorgándoles cargas variables de catexia inconsciente que movilizan nuestros deseos, ilusiones y fantasmas en un particularísimo parquet bursátil.
En las antípodas de la afánisis, el individuo se ve obligado a desear, a apostar en su entorno todo aquello que le resta a su narcisismo. El aspecto económico, finalmente, responde a cuestionarnos las cantidades de carga (positiva o negativizada), que el individuo destina a sus inversiones libidinales. Tan sólo recordar que, como sucede en el mecanismo de la inhibición, no sólo hay presente consumo libidinal en las catexias, sino que también lo encontraremos subyaciendo en la formación de diversas contracatexias defensivas.
En definitiva, el enfoque metapsicológico es una invitación freudiana a evaluar cualquier fenómeno descomponiéndolo en sus coordenadas tópicas, dinámicas y económicas. Diferentes destinos para una materia prima –la libido- que, con independencia de su fin, nivel de carga u objeto, todo lo impregna.
Finalizado este grupo de entradas referentes a la metapsicología, adjunto el documento íntegro para descarga: "Metapsicología.pdf"
1 comentario:
Me sigue pareciendo muy agradable el modo peculiar que tienes para describir estos procesos con las metáforas apropiadas. Estos procesos y modelos del aparato psíquico, según Freud, pueden no resultar tan fáciles de comprender, sobre todo si se toma, es un ejemplo, su texto de Proyecto de una Psicologia para neurologos... Es una manera de hacerlos comprensibles, y de todos modos es también gracioso pensar la libido como "esencia anárquica que se busca compañeros de viaje para atravesar los puestos fronterizos".
¿Cómo pensarías el tema de la sublimación? ¿Se disfrazaría, alteraría sus papeles, se escondiera en la parte de atras del carro...?
Muchos saludos,
Verónica
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